ESPECIAL GALA 2016

ESPECIAL GALA 2016

DELEGACIONES DE MISIONES EN ESPAÑA

lunes, 11 de octubre de 2010

Colaboración semanal de D. Antonio Evans, Delegado de Misiones en Córdoba
7.-Semana de la cooperación económica (17/10/2010



El Papa Benedicto XVI nos recuerda en su Mensaje para el Domund’10 que la comunión eclesial nace del encuentro con el Hijo de Dios, Jesucristo, que, en el anuncio de la Iglesia, alcanza a los hombres y crea comunión con Él mismo y, consiguientemente, con el Padre y el Espíritu Santo (cfr. 1Jn 1,3). Cristo establece la nueva relación entre el hombre y Dios. «Él es quien nos revela “que Dios es amor” (1Jn 4,8), a la vez que nos enseña que la ley fundamental de la perfección humana, es el mandamiento nuevo del amor. Así, pues, a los que creen en la caridad divina les da la certeza de que abrir a todos los hombres los caminos del amor y esforzarse por instaurar la fraternidad universal no son cosas inútiles» (Gaudium et spes, 38).
La Iglesia se convierte en “comunión” a partir de la Eucaristía, en la que Cristo, presente en el pan y en el vino, con su sacrificio de amor edifica a la Iglesia como su cuerpo, uniéndonos al Dios uno y trino y entre nosotros (cfr. 1Cor 10,16ss). En la Exhortación apostólica Sacramentum caritatis he escrito: «No podemos guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento. Éste exige por su naturaleza que sea comunicado a todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar a Cristo y creer en Él» (n. 84). Por esta razón, la Eucaristía no es sólo fuente y cumbre de la vida de la Iglesia, sino también de su misión: «Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera» (Ibid.), capaz de llevar a todos a la comunión con Dios, anunciándolo con convicción: « lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros» (1Jn 1,3).
Realmente, como reza el lema de Mensaje: “La construcción de la comunión eclesial es la clave de la misión”.
Iniciamos la semana de cooperación económica en la que todas las comunidades cristianas pondrán en común todos sus bienes, dando un testimonio al mundo de que no nos movemos solamente por situaciones catastróficas, sino que, por sistema de vida, vivimos la opción por los más pobres y necesitados a través de nuestros misioneros, y seguimos creando el mundo de hermanos que nuestro Padre Dios quiere.